TORMENTA EN CIERNES (Prólogo)




  • ¿Dónde puedo encontrar al Inquisidor Torquemada? 
     
  • Cumpliendo en nombre del Ordo Malleus una purga en el sector Formosa sargento, según tengo entendido elimina los último vestigios del inquisidor Laredian.

  • ¿Cree cierta la acusación Extremis Diabolus, cuyo aprendiz colgó sobre sus hombros?

  • El tribunal así lo sentenció. No creer en su palabra es no creer el Emperador, cuida bien tus preguntas, el Ordo tiene oídos en todos los rincones.

  • Sí mi capitán.

  • Dime, ¿porque buscas al Lord Inquisidor aquí?

  • Debo entregarle un mensaje.

  • ¿Acaso el Ordo no tiene canales para ello que debe usar a mis hombres como recaderos?

  • Este es...de carácter especial. No debe ser entregado de forma convencional. Así lo ha ordenado el comandante. Me dijo que usted sabría donde encontrar al Lord Inquisidor.

  • Ya veo...En ese caso me temo que deberá ir en persona a Glovoda, el planeta forja del sector Formosa, ahí encontrara al Lord Inquisidor. Tenga cuidado con la inquisición sargento...

Sgt. Meginhard
Mientras el sargento Meginhard abandonaba la oscura estancia, las palabras de su capitán resonaban en sus pensamientos.

  • ¿Cuidado? ¿De que debo cuidarme, dónde más seguro que en el corazón del Ordo más antiguo y reputado de la historia del Imperio?

Sin poder parar de darle vueltas a la advertencia se dirigió al muelle de embarque A-09 para tomar un transporte lo antes posible hacia el sector Formosa. Pese a las enigmáticas palabras no vacilaría un momento en llevar a cabo cualquier tarea y mucho menos algo tan sencillo, por muy oscuros presagios que pudiera tener.
 

Pasadas unas horas y ataviado ya con su armadura y su arma, el sargento Meginhard entrego la orden de transporte a su piloto asignado y este le dio permiso para embarcar.

  • Partiremos de inmediato sargento, tome asiento.

Una extraña atmósfera se respiraba en su interior. Parece que compartiría trayecto con otro marine aunque no lograba alcanzar a vislumbrar su rango, pues este se había situado en el rincón más oscuro del compartimiento y no parecía con muchas ganas de entablar conversación.

  • Nave de transporte imperial Exige II, petición de permiso para salida rumbo al planeta Glovoda del sistema Formosa.

La petición fue aprobada. La nave se elevó y con un fuerte empuje atravesó la atmósfera...

  • ¿Cuanto llevara este trayecto? Pregunto Meginhard

  • Poco, no más de una hora. Respondio el piloto.

  • ¿Disculpe ha dicho solo 1 hora en cambiar de sector?

  • Tenemos luz verde para dar un salto de disformidad.

  • ¿Un salto de disformidad para un trayecto tan corto? 
     
  • Este transporte lleva incorporado un generador de campo Gellar y tenemos la aprobación del Ordo para el salto, no se preocupe, sargento.

Meginhard no pudo evitar volver a repetir las ya odiosas palabras...”Tenga cuidado sargento”. Jamas en sus años de servicio se había utilizado la disformidad para un trayecto tan corto. Al marine en la oscuridad parecía no importarle nada de eso, seguía quieto en su rincón, el cual aprecia que encontraba bastante acogedor.

  • 5 minutos para el abandono del sistema. Señalo el piloto.

Salieron del sistema y como estaba previsto la nave creo un agujero de disformidad, en el cual, sin vacilar alguno, se introdujo.

Todo parecía estar en orden, y ningún tormento paso por la cabeza de los tripulantes, el piloto decía la verdad. Meginhard decidió realizar un mantenimiento rutinario y comprobar su arma para pasar el rato e intentar no pensar así en lo que encontraría en Glovoda.


El tiempo transcurrió, y ningún incidente hizo acto de presencia, el piloto anunció la salida del túnel de disformidad y la llegada al sector Formosa, al tiempo que su copiloto establecía contacto con el puerto de Glovoda.

  • Torre Fernos, aquí Exige II, permiso para aterrizar.

  • Exige II aquí control de vuelo, permiso concedido, plataforma C libre a su disposición...

De pronto un escalofrió recorrió la espalda de Meginhard, notó como su puño apretaba con fuerza su bólter. El marine en la oscuridad cambio de postura, pero sin salir de su oscuro abrigo.

  • ¿Es mi imaginación o el controlador...? Se preguntó.

El golpe del aterrizaje interrumpió cualquier pensamiento. La puerta se abrió y Meginhard se levantó, bajó la rampa de desembarco y por primera vez pudo contemplar los bastos y grises edificios que conformaban el mundo forja del sector. Una imagen realmente impresionante. Altos sumideros de vapor y humo, canalizaciones y grúas hasta donde podía alcanzar la vista. Había contemplado centenares de veces las megalómanas construcciones imperiales, pero aun así aquello era imponente.

  • Le esperábamos sargento Meginhard, soy el acólito Loren, siervo del Lord Inquisidor, ¡ah! bienvenido capitán Augusto, espero que haya tenido un agradable viaje.

Meginhard se volvió. No podía creer lo que veían sus ojos, armadura plateada, una enorme lanza inscripciones de pureza por doquier, era un Caballero Gris en persona, todo el viaje con el y no se había percatado de ello, ¡y capitán nada menos! Eso explicaba los permisos del salto de disformidad del viaje, pero ¿qué hacía ahí? el sector era seguro...
  • Pido disculpas capitán, no le había reconocido de haberlo hecho yo...

  • Nada hay nada que perdonar. Le sentenció al sargento.

  • Si son tan amables de seguirme. Pidió el acólito Loren indicando el camino con un gesto del brazo.

    El Lord Inquisidor les atenderá en breve siganme al baluarte, por aquí.
Mientras caminaban unos pasos por detrás del acólito Loren, el capitán dirigió una mirada a Meginhard. Este le correspondió con respeto y nerviosismo.

  • No tema sargento, pero mantenga los ojos bien abiertos, temo que la oscuridad aun no ha abandonado este lugar.

De nuevo las palabras de su capitán volvieron a su mente...

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