El oscuro pasillo parecía
interminable, Loren avanzaba con paso decidido seguido por Augusto y
Meginhard que ya llevaban un buen rato sin decir palabra. Aquel
baluarte era inmenso, parecía que podía llevar horas cruzarlo, sin
duda era un baluarte digno de albergar a un Lord Inquisidor.
- Ya hemos llegado. Dijo el acólito Loren.
Se encontraban frente una robusta
puerta guardada por 2 guardias imperiales, los cuales, a la orden de
Loren, tiraron de ellas para abrirlas de par en par y mostrar un
largo salón iluminado por diversas chimeneas encendidas en las
paredes de esa sala que llegaban hasta el final.
- Por favor esperen aquí, el Lord Inquisidor les atenderá en breve, pónganse cómodos.
Ambos acataron la invitación de Loren
y se dirigieron a la imponente mesa de piedra que descansaba al final
del salón.
Acólito Loren |